domingo, 11 de octubre de 2015

UNIDOS POR EL RESCATE DE LOS VALORES CIVICOS

Desde el norte de Cartagena, en sectores turísticos como Castillogrande, hasta el suroccidente, en barrios empobrecidos como Nelson Mandela, ha llegado la semilla que la Escuela de Gobierno y Liderazgo está sembrando por doquier para contribuir al rescate de los valores cívicos y lograr una verdadera transformación social.

Bernardo Romero Parra, director de esta dependencia Distrital, contó que esta loable tarea se inició hace dos años, cuando se identificaron los temas que generan problemas en la ciudad: la convivencia social, el medio ambiente y la movilidad.
“Con esa identificación, basados en un diagnóstico que hizo la Escuela en el año 2013 sobre cultura ciudadana, establecimos un esquema de trabajo para llevar propuestas de cambio de comportamiento a universidades, colegios y comunidades; a finales de 2014 elaboramos 15 mil cartillas de “Comportamientos para reaprender y transformar la vida en comunidad” y comenzamos a difundirlas. Ahora también estamos entregando el “Decálogo ético del buen ciudadano cartagenero”.

La propuesta de cambiar los comportamientos que afectan la convivencia se realiza a través de charlas y talleres de formación ciudadana. Romero, quien completa más de 35 años de trabajo como dirigente comunal en Cartagena, los dicta a gremios representativos y donde sea que se le invite.
“Cuando trabajamos los temas de cultura ciudadana los trabajamos en todos los estratos, porque los problemas se dan en todos, de una manera diferente, pero se dan; por ejemplo, mientras que en los barrios populares ponen picós, en el estrato alto ponen un carro de alta gama con grandes aparatos de sonido, pero es el mismo problema: la contaminación por medio del ruido, por eso, con lenguajes diferentes, del mismo modo que trabajo en El Laguito trabajo en Nelson Mandela”, dijo.
Precisó que el mensaje central “es que debemos dejar la indiferencia por la ciudad, creer más en ella e intervenir en la solución de sus problemas. Ese cuento que estamos esperando que venga alguien de Bogotá o de otra ciudad para resolverlos es mentira, nosotros mismos, los cartageneros, tenemos las competencias necesarias para resolver nuestros problemas, y más que todo la juventud cartagenera debe asumir su compromiso ante la historia para que pueda dirigir bien a la ciudad”.
Además de las comunidades, más de 50 establecimientos educativos públicos y privados, universidades y personal de la Policía y la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales de Colombia (DIAN) han sido sensibilizados.
“Los estudiantes, al igual que todos los que participan en las charlas, se han comprometido a dar buen ejemplo de cultura ciudadana en sus entornos; sacar la basura a tiempo, si hacen fiestas tener un volumen moderado, no parquear vehículos en el andén, respetar las señales de tránsito y respetar a sus vecinos”, aseguró Romero.
Señaló que “trabajamos también con pastores evangélicos, y con la iglesia católica hemos querido trabajar, pero a pesar de que el obispo nos ha expresado su apoyo no hemos podido concretar fecha. Aspiramos hacerlo antes de que culmine el periodo del alcalde Vélez”.
Para disminuir la accidentalidad en las vías, se prevé extender estos talleres a gremios de taxistas y motociclistas.

Promotores de cultura ciudadana

Bernardo Romero Parra destacó que más de 30 mil personas han recibido el mensaje de la Escuela de Gobierno y Liderazgo, y una red conformada por 300 docentes lo promueve y le hace seguimiento a los comportamientos de más de mil estudiantes.
“Esperamos que todo este proceso dé resultados en 10 años, pero tiene que ser de manera continua y los mandatarios deben darle la importancia que tiene la formación ciudadana porque de eso dependen muchos factores. Por ejemplo, si hay mayor nivel de cultura ciudadana en la población, los índices de inseguridad bajan inmediatamente y van a haber menos accidentes de tránsito”.
Anotó que “si logramos que el proyecto de acuerdo que vamos a presentar al Concejo Distrital sea aprobado, podremos garantizar un plan de acción que continúe el proceso, porque nosotros estamos apenas poniendo la semilla para que siga adelante. Esto tiene que seguir con las acciones comunitarias de los jóvenes”.

 

FORMACION CIUDADANA PARA LA CONVIVENCIA PACIFICA



Las exalumnas de La Enseñanza se han distinguido por su compromiso con la comunidad. Tienen varias obras sociales y una sede en donde confluyen todos sus proyectos y realizaciones. El 15, 16 y 17 de octubre, jueves, viernes y sábado próximos, tendrán un evento en Medellín que vale la pena resaltar por lo pertinente para el momento que vivimos. Se llama “Formación ciudadana para la convivencia pacífica” ‘Una formación humanística y nacional para ‘Tender la Mano’.
Santa Juana de Lestonac puso como fundamento espiritual y material de la Compañía de María, su creación, tender la mano, para que las religiosas y estudiantes de los colegios que se fundaran siempre estuvieran dispuestas a servir de soporte y apoyo ciudadano y moral para fomentar actitudes y acciones de memoria histórica, compasión, reconciliación, perdón, esperanza y convivencia para, en nuestro caso, lograr una Colombia pacífica, abierta al diálogo y a la justicia social para resolver los conflictos, sin matarnos. Diálogo y acción que previene y cura el dolor y el sufrimiento, que sacude y acaba con la indiferencia y fomenta la vida, que es sagrada, y la solidaridad esa bella actitud que no nos deja sentirnos ni estar bien si quienes nos rodean no se sienten ni están bien. Esa bella actitud que no nos deja ser felices si quienes nos rodean no pueden ser felices.
La paz y la convivencia es obra de todos. Por eso este seminario quiere motivar la reflexión humanística sobre la realidad colombiana para poder llegar a tomar decisiones ante los retos y desafíos que plantea la convivencia pacífica y que no son ni pocos ni simples.
Fomentar el estudio para tener los elementos de juicio verdaderamente profundos, que no nos dan los medios de comunicación ni las nuevas tecnologías comunicativas para definir y encontrar la verdadera y necesaria paz.
Deliberar sobre el papel protagónico de la juventud, los maestros, los padres de familia, los trabajadores de la cultura, los líderes de opinión y del desarrollo comunitario. No olvidemos que el Papa Pablo VI dijo que “el desarrollo es el nuevo nombre de la paz”. Y el Evangelio y la Filosofía tienen mucho por decir. Si viviéramos plenamente las enseñanzas del Evangelio, Colombia y el mundo serían distintos: equitativos, austeros, caritativos, pacíficos, listos para perdonar y abiertos a los demás. No haríamos líneas divisorias sino puentes de unión e integración.
Este seminario permitirá el encuentro y la relación de exalumnas de distintas generaciones y regiones para que todas hablen un mismo idioma y se cierre la brecha tanto generacional como geográfica y todas concuerden en la importancia de saber experiencias de otras latitudes y actitudes de acuerdo a la edad. Recuerdo a alguien que decía que para cerrar la brecha generacional, los mayores tenían que hacerse del lado de los jóvenes, porque es imposible que estos vivan experiencias que ya no existen y es imposible recrear. En cambio, los mayores sí pueden llegar con el bagaje que dan los años al lado de los jóvenes y entender el presente, el que ambos viven.
A este seminario están convocados no sólo exalumnas sino padres de familia, educadores, directivos docentes, estudiantes, trabajadores culturales, sicólogos, periodistas, orientadores de opinión, funcionarios y líderes de desarrollo social.
Hay un excelente grupo de conferencistas y temas: La filósofa Beatriz Restrepo Gallego: La compasión, valor moral para la convivencia. El Padre Francisco de Roux: La memoria. El presidente de Nutresa Carlos Ignacio Gallego: La esperanza como respuesta para el futuro. El periodista Javier Darío Restrepo: La formación para la opinión. El filósofo Gonzalo Soto Posada: El perdón. Y El abogado constitucionalista Pedro Medellín Torres: La convivencia y el respeto en el contexto actual. Y los panelistas serán: La directora de Comfama María Inés Restrepo de Arango: La equidad como eje del desarrollo social. La Licenciada en Cultura Carla Celia Martínez Aparicio: La cultura, puente para la convivencia. La gestora cultural y educadora María Adelaida Jaramillo y el director de Docencia de Eafit Gabriel Jaime Arango: Consideraciones finales, y quien esto escribe, educadora y periodista: El papel de la mujer en la sociedad contemporánea y en Colombia.



viernes, 9 de octubre de 2015

MANUALES DE CONVIVENCIA - POLICIA NACIONAL DE COLOMBIA


¿QUÉ ES UN MANUAL DE CONVIVENCIA?


Es un pacto ciudadano, es una herramienta educativa y pedagógica para promover la convivencia pacífica, el ejercicio de las libertades y derechos fundamentales, el cumplimento de los deberes y el respeto de los derechos de los demás.

Los Manuales de Convivencia comprenden los principios, valores y virtudes que deben incorporar y respetar los habitantes de una región para propender por una sana convivencia.

* Son virtudes fundamentales para la convivencia ciudadana, las descritas por la UNESCO, entre otras: confianza, vínculos fraternos, gratitud, respeto, honestidad, tranquilidad, prudencia, paciencia, responsabilidad, flexibilidad, perdón, verdad, formalidad, autodisciplina, lealtad, civismo, alegría, creatividad, entusiasmo, amor, integridad, consideración.


 


PROGRAMA NACIONAL DE CENTROS DE CONVIVENCIA CIUDADANA

Espacio de encuentro donde la comunidad tiene acceso a instituciones del orden local con programas e iniciativas que promueven y fomentan los valores ciudadanos, la convivencia, la cultura ciudadana, la recreación, la lúdica, el respeto por el medio ambiente y el desarrollo de programas sociales, con el fin principal de lograr una mejor calidad de vida para los habitantes de los municipios donde se encuentra funcionando el Programa Nacional de Centros de Convivencia Ciudadana.

Objetivo del Programa Nacional de Centros de Convivencia Ciudadana:“Incentivar el rescate de valores ciudadanos, de cooperación, solidaridad y organización social, como requisito fundamental para el rechazo de la violencia y la consolidación de la gobernabilidad local”.

OFICINAS Y ESPACIOS ESTABLECIDOS POR EL PROGRAMA SON:

• Oficina para el (la) coordinador (a).
• Inspección de policía y espacio para el (la) secretario (a).
• Comisaría de Familia y espacio para el (la) secretario (a).
• Personería Municipal y espacio para el (la) secretario (a).
• Oficina de Desarrollo Comunitario y espacio para la Secretaria (o): Programa Familias en Acción, Programa Adulto Mayor, Programa de Conciliación en Equidad.
• Oficina de asesorías jurídicas.
• Defensoría del Pueblo y/o Defensores Comunitarios.
• Policía comunitaria.
• Oficina de la gestora social y espacio para el (la) Secretario (a)
• Consultorio psicológico.
• Oficina de Trabajo Social.
• Oficina de Medio Ambiente y/o Umata con espacio para un asistente.
• Instituto Municipal de Deporte y Recreación y espacio para asistente.
• Instituto Municipal de Cultura y Turismo.
• Ludoteca, módulo para el (la) Ludotecario (a), baños para niños y niñas.
• Biblioteca física y virtual, módulo para el (la) bibliotecario (a).
• Auditorio.
• Archivo.

LÍNEAS DE ACCIÓN DEL PROGRAMA

• Series cátedra en convivencia, civilidad y ciudadanía: Participación Ciudadana y Comunitaria y Control Social de lo Público, Derechos Humanos, Violencia Intrafamiliar.
• Desarrollo Local y Sostenibilidad Ambiental.
• Programa de Cultura Ciudadana (Ferias de la convivencia).
• Promoción y difusión de los servicios de los Centros de Convivencia Ciudadana.
• Descentralización de los servicios del Centro de Convivencia Ciudadana (Centro viajero).
• Prevención de la Violencia Intrafamiliar “El Buen Trato, una Ruta hacia la Paz”.
• Promoción, difusión y divulgación de la cultura de conservación del medio ambiente.
• Promoción y difusión de la política en Derechos Humanos.
• Recreación y Calidad de Vida (Cine al centro, vacacionando en convivencia, ciclorrutas, ciclovías, caminatas ecológicas).

¿SABE QUE SON LAS CASAS MOVILES DE JUSTICIA DE BOGOTÁ?

Seguramente habrá visto en su barrio un bus con un letrero que dice Casa Móvil de Justicia de determinada localidad. Estos espacios se han convertido en una de las opciones que tienen los bogotanos para poder denunciar casos de maltrato entre otros problemas legales.

La Casa Móvil de Justicia de Tunjuelito, ha atendido en los últimos tres meses a 1.058 personas que solicitaban orientación en temas judiciales.
Estas Casa Movil de Justicia atendió principalmente casos de familia como cuota alimentaria, custodia y visitas, también asuntos de arrendamiento y consultas sobre el derecho penal y civil; se realizaron 91 audiencias en cuatro jornadas masivas de conciliación y 140 personas fueron capacitadas en control social.
Al respecto, la alcaldesa Local Sandra Milena Rodríguez afirma que “son estas circunstancias las que motivaron el funcionamiento de esta unidad móvil, demostrando a través de resultados positivos una respuesta oportuna a las necesidades de la población, cada contrato realizado por esta administración local para el funcionamiento de la casa de justicia se solicitó con el acompañamiento de la Contraloría y la Personería local, así como de la Veeduría y la Procuraduría Distrital”.

¿Cómo son estas casas?

Cada Casa de Justicia Móvil cuenta con 4 oficinas, es decir que 8 oficinas son las que atiendan los problemas de justicia en esta localidad.
De acuerdo con Gustavo Petro durante la entrega de una de estas casas, aquí se pueden poner las “denuncias de los ciudadanos de este sector y acceder a quienes deben garantizar los derechos en términos de justicia de Bogotá.
"Esto no es un regalo a la comunidad, la justicia es un derecho y parte de los problemas de Colombia   tienen que ver con la incapacidad que el Estado ha tenido para que se garantice el derecho a la justicia", aseguró el mandatario.
El objetivo de la Bogotá Humana implementar 50 casas de Justicia alrededor de la ciudad “son muchas las casas de justicia que hemos abierto, el objetivo es implementar 50, vamos en 10, estas 2 se agregan a la lista”, dijo Petro.  


JUSTICIA MOVIL

Tan lejos como el corregimiento Vegaez, de Vigía del Fuerte a siete horas en canoa desde la cabecera municipal ha llegado la casa de justicia móvil.

También a los corregimientos Santa Rita, de Ituango; Liberia, de Anorí; El Palomar, de Caucasia; La Encarnación, de Urrao, o La Concha, de Nechí, han llegado los servicios de justicia, salud y acceso a la educación que van con este programa.
Desde 2012 se cuentan 108.380 atenciones en 58 municipios mediante esta estrategia según la Administración Departamental.
“A nosotros nos queda muy duro ir a Yalí para poder disfrutar de estos servicios, qué bueno que estén acá”, afirma Luz Estella Arango en la vereda La Máscara, de Yalí.
Realizar trámites ante la Registraduría, el Ejército y La Policía en zonas lejanas del departamento es posible en estas jornadas de la Gobernación, acompañadas por las alcaldías y diversas dependencias del Gobierno Nacional. Se ahorra dinero en transporte, alimentación y en las mismas atenciones, ya que todas son gratuitas.

Según los reportes, los antioqueños que han aprovechado las casas de justicia móvil se han ahorrado 1.700 millones de pesos en el transporte. La Registraduría les ha servido para tener registro civil de nacimiento, tarjeta de identidad o cédula de ciudadanía, necesarios para otros trámites. También se ha evitado el gasto de 700 millones de pesos en costos de las diligencias.
“Uno de los problemas que queremos resolver en Antioquia es la desigualdad. Tenemos que ser capaces de llevar las instituciones a las zonas más lejanas del departamento”, señala el secretario de Gobierno de Antioquia, Esteban Mesa García.

Para la alcaldesa de Arboletes, Diana Garrido, estas jornadas tienen un impacto profundo en las comunidades: “Nuestros habitantes ven la esperanza en estas jornadas y esa es nuestra labor como estado, mejorar la calidad de vida de los ciudadanos”, señala la mandataria.

La semana pasada la casa de justicia móvil estuvo en los corregimientos, Fraguas (Machuca), de Segovia; El Cedro, de Yarumal, y las veredas Churú, de Vegachí; Helechales, de Toledo, y Sucre, de Olaya.




 

VEINTE AÑOS "AGRIDULCES" DE LAS CASAS DE JUSTICIA DEL PAIS

En 20 años de operación del programa de las Casas de Justicia han sido atendidos, según cifras del Ministerio de Justicia, nueve millones ochocientas cuarenta y cinco mil personas. En 2014 la atención fue de cerca de 400 mil personas, siendo Antioquia, Cundinamarca, Nariño, Valle del Cauca, Casanare y Putumayo, las regiones donde más acuden a estos centros de atención. 
El programa de las Casas de Justicia se creó con el propósito de ayudar a resolver de manera rápida y efectiva algunos tipos de controversias o problemas cotidianos, para no llegar a instancias mayores de la justicia. 
Así lo explicó  la viceministra de Promoción de la Justicia, Ana María Ramos Serrano, quien advierte: “El balance es agridulce, mas tirando a dulce que a agrio. Las Casas de Justicia fueron un modelo que se creó para integrar diferentes servicios para la resolución de conflictos. El modelo funciona en la medida en que en las Casas hay presencia de varias entidades del Gobierno y eso ha servido para que la gente encuentre en un solo lugar la autoridad que necesita para resolver su problema. Así se ha logrado llegar con atención de justicia a población vulnerable, de estratos 1 o 2”. 
La parte agria está en que a la fecha no se ha logrado la confluencia de todas las instituciones: “Nos hemos dado cuenta de que no en todas las casas el servicio interinstitucional funciona tan bien, tenemos casas donde está la Fiscalía, pero no Medicina Legal; otro conflicto es que las casas están enfocadas a ese mecanismo alternativo y penal, no en todas están los jueces; tenemos jueces de pequeñas causas en catorce de las casas; todo esto conlleva a que se resuelva parcialmente el conflicto y es lo que estamos tratando de corregir”. 
Esta falencia hace que el modelo sea criticado y cuestionado por analistas como Ariel Ávila. 
“Es un método interesante que logra la confluencia de varias entidades del Estado, pero se ha demostrado que es deficiente y que no ha sido tomado en serio por la justicia. Al punto que no existe un seguimiento sobre los procesos que se manejan, no se sabe cuáles se abren o se cierran”. 
Además, dice: “Las Casas de Justicia están concentradas en municipios grandes y no se llega a los más pequeños, generando un problema de segregación; tampoco ha sido posible la creación de más centros”.
 Por su parte, afirma Élmer Montaña, exfiscal de la Casa de Justicia de Aguablanca de Cali, estas instituciones han perdido los propósitos con los que fueron fundadas. 
“Las Casas de Justicia se han desnaturalizado básicamente por falta de apoyo de los gobiernos nacional y municipal para mantener los servicios de justicia. Ya solo son especies de oficina en donde se descentraliza el papel de la Fiscalía, pero no están trabajando en proyectos de prevención y control de la violencia, que eran su propósito inicial”. 
 De acuerdo con Montaña, en las dos Casas de Justicia de Cali ya no hay presencia de Fiscalía, ni Medicina Legal ni Policía Judicial, entonces solo sirven para recepcionar denuncias o procesos. “La Casa de Justicia de Aguablanca fue pionera a nivel nacional cuando yo trabajé allá, porque además de atender pleitos, teníamos proyectos para controlar fenómenos como la violencia intrafamiliar e incluso el tráfico  de drogas. Ahora, nada de eso se hace”, afirmó Montaña.
El exfiscal llamó la atención sobre la necesidad de retomar las experiencias positivas en varias de las Casas y de que el Gobierno Municipal y Nacional vuelvan a coordinar proyectos de prevención de violencia e inviertan tanto en capital monetario como en capital humano. 
Ante esto la viceministra Ana María Ramos afirma que el plan a futuro es crear más Casas de Justicia, incluso para ello se cuenta con más presupuesto y está en marcha un proyecto en el que podrán participar las entidades privadas. 
“Los recursos que tiene el Ministerio son limitados, pero vamos a recibir unos recursos adicionales para hacer Casas de Justicia. Tenemos zonas que no tienen recursos para hacer su aporte, pues cabe recordar que el Ministerio aporta una parte y otra corresponde a los entes regiones, para ello se está trabajando un proyecto de alianza público-privada”. 
En cuanto a la llegada de los servicios a las zonas más apartadas del país, aseguró que desde hace un tiempo se está trabajando en casas de justicia móviles, con el fin de llevar el Estado a las comunidades.
 “El objetivo es desconcentrar las casas y hacerlas móviles para que lleguen a todos los municipios. Tenemos el caso de El Bagre (Antioquia), arrancar fue difícil y al principio no les era familiar asistir a estas jornadas, pero ahora ya conocen el proceso. Es una forma de que la gente conozca el Estado y vaya hacia él”.
  
¿Para que son las Casas?
 En las  Casas de Justicia habitualmente se reportan casos de familia,  como violencia intrafamiliar, custodia, divorcio, separación de bienes, alimentos, adopción, sucesiones. 
La segunda línea de casos la ocupan problemas  legales como los delitos por hurto, acoso o abuso sexual, abuso de confianza, amenazas, lesiones personales, soborno, estafa.
 Y luego, las denuncias de violaciones  por parte de la Fuerza Pública, exclusión de servicios de salud y educación, y discriminación.

CONFLICTOS DE CONVIVENCIA ENTRE VECINOS SON GENERADORES DE VIOLENCIA

Muchas veces hemos visto en las noticias nacionales como un conflicto entre vecinos termino de una manera violenta, por exceso de ruido, porque el vecino sirvió de fiador a otro y este no pagó, porque el vecino nos arroja la basura, porque saca al perro a hacer sus necesidades en el jardín contiguo, en fin un sinnúmero de conflictos que terminaron en forma violenta. 

La solución a esta situación se puede plantear utilizando los métodos alternativos de solución de conflictos, si cada uno de nosotros pensara en acudir a alguna de las entidades encargadas de estos temas, como los centros de conciliación, las inspecciones de policía, las casas de justicia, etc., en vez de tratar de solucionar los problemas por propia mano, cuantas vidas se hubieran podido salvar. 

Es por ello la importancia de un trabajo social muy amplio de concientización dirigido hacia la comunidad, en el cual se les enseñe a acudir a los métodos alternativos de solución de conflictos, entendiendo que a un conflicto se le debe buscar una solución, en vez de crear un problema mas grave, que incluso pueda poner en riesgo la integridad o la vida de las personas.

En nuestro país vemos a diario que la gente pierde la vida por conflictos irrisorios,  muchas veces no entendemos como alguien puede ser tan intolerante que asesine a otro por un inconveniente que pudo ser solucionado de otra manera. Entonces vemos como esta situación afecta a dos familias, la de la victima y la del victimario, quienes se ven inmersos en una tragedia, la cual  las dos personas involucradas en el hecho hubieran podido solucionar de otra manera.

Todos los días hablamos de paz y de lo duro que ha sido para todos nosotros afrontar la violencia que hemos vivido en nuestro país por el narcotráfico, guerrillas, paramilitares, etc., pero para empezar a cambiar la situación de nuestro país no basta con acuerdos de paz, hay que realizar un compromiso con nosotros mismos,  para no seguir haciendo parte de hechos violentos, sino planteando soluciones para lograr una convivencia pacifica y armoniosa. 

Aporte de los blogueros 



jueves, 8 de octubre de 2015

CONOCE MAS SOBRE LOS METODOS ALTERNATIVOS DE SOLUCION DE CONFLICTOS


El acceso a la justicia no solo comprende tribunales y demás, sino otros métodos alternativos que permiten la resolución de conflictos.

Casas de Justicia

Son casas interinstitucionales de información, orientación, referencia y prestación de servicios de resolución de conflictos, donde se aplican y mecanismos de justicia formal y no formal. 

Centros de Convivencia Ciudadana

Atienden los conflictos interpersonales, familiares, civiles, penales y comunitarios, también acceso a los servicios de naturaleza psicosocial de los equipos interdisciplinarios de psicólogos, trabajadoras sociales, entre otros y la participación en programas y acciones de naturaleza social para la niñez, la juventud, las mujeres, los adultos mayores, los campesinos, los trabajadores y demás habitantes de tu comunidad y municipio.

Conciliación

La conciliación es un mecanismo alternativo de solución de conflictos por medio del cual dos o más personas (naturales o jurídicas, de carácter privado, nacionales o extranjeras) gestionan por sí mismas, de manera voluntaria y con plenos efectos jurídicos, la solución de sus conflictos con la ayuda de un tercero neutral y calificado llamado conciliador.

Conciliación en equidad

Es un mecanismo alternativo de solución de conflictos, por medio del cual dos o más personas resuelven sus controversias por intermedio de un tercero neutral llamado conciliador en equidad, quien ayudará a construir un acuerdo que a su vez tendrá plenos efectos jurídicos. 


Tomado de http://www.urnadecristal.gov.co/gestion-gobierno/metodos-alternativos-de-solucion-de-conflictos


METODOS ALTERNATIVOS PARA LA RESOLUCION DE CONFLICTOS USADOS POR VARIAS COMUNIDADES DEL PAIS

Los métodos alternativos para la resolución y la transformación de conflictos están siendo usados por varias comunidades en el país para tramitar de manera creativa y constructiva los conflictos que se presentan: desde los familiares hasta aquellos entre grandes petroleras y poblaciones.

No hay una sentencia o un fallo judicial, sino un acta de conciliación o simplemente un apretón de manos. Este puede ser el resultado de un día de trabajo de un promotor de convivencia, luego de ayudar a resolver una pelea en una familia o las disputas entre vecinos o los conflictos entre líderes de organizaciones sociales y de empresas, cuando sus diferencias han creado un clima de hostilidad. 
Para los promotores de convivencia, cada día es diferente, aunque su herramienta de trabajo es la misma: métodos alternativos de resolución de conflictos, que muchas comunidades ya están usando para evitar largos procesos judiciales.
Otras comunidades, entre tanto, avanzan en procesos de transformación de conflictos para situaciones de mayor complejidad, como las confrontaciones que surgen por el usufructo de recursos naturales, por la distribución de los recursos públicos o por la implementación de grandes proyectos de infraestructura y de generación de energía. Son procesos orientados no solo a resolver el episodio del momento, sino especialmente a transformar la relación entre las partes enfrentadas para crear nuevas condiciones en la sociedad.
En otras poblaciones, el compromiso es con la filosofía de la noviolencia. Por ello, han incorporado la solución pacífica a todas las situaciones difíciles que enfrentan, desde los desacuerdos que abundan en la vida cotidiana hasta las situaciones humanitarias producidas por los grupos armados. 
Estas son algunas experiencias para contener la violencia. ¿En qué consisten y cómo se desarrollan?

Métodos de resolución de conflictos

“Su guía no es un código legal, sino la sabiduría para generar diálogo entre partes enfrentadas”, señala Julia Isabel Eslava, directora de políticas de desarrollo, del Centro de Proyectos para el Desarrollo Cendex de la Universidad Javeriana.
Es el diálogo, entonces, la principal herramienta de los métodos alternativos de solución de conflictos, instrumentos que legalmente existen en el país, que tienen respaldo institucional y que buscan solucionar los conflictos en forma ágil y facilitar el acceso de las personas a la justicia. 
Estos mecanismos se llevan a cabo en los centros de conciliación y en los puntos de atención comunitaria, promovidos por alcaldías municipales y el sector privado. 
En los centros, la atención es ofrecida por profesionales y las diferencias se resuelven según lo establecen las normas. Y en los puntos de atención, el proceso está a cargo de los promotores de convivencia, personas que la comunidad selecciona por sus cualidades y habilidades para dirimir conflictos locales y que reciben capacitación en resolución de conflictos. Los promotores llevan a cabo procesos de mediación comunitaria y conciliación en equidad y buscan lograr acuerdos basados más en principios de solidaridad que en la aplicación del derecho.
En el desarrollo de estos mecanismos, varias son las claves en la resolución de conflictos. Una, partir de la identificación de las partes involucradas, que muchas veces no son solo dos, sino otras con influencia sobre estas. Dos, clarificar los ejes del problema, ya que muchas veces el conflicto es solamente un episodio en un ámbito que contiene divergencias más sustantivas. Tres, la neutralidad del facilitador y su habilidad para crear un ambiente de respeto y confianza desde el inicio del proceso. “El facilitador debe procurar que se genere un equilibrio de poder que permita a cada uno negociar en condiciones de igualdad con el otro y orientar la búsqueda de acuerdos hacia la solidaridad y la reparación de las relaciones rotas”, agrega Eslava. 
La propuesta es que los mecanismos alternativos de resolución de conflictos sirvan para identificar los motivos de controversia, se pongan en la agenda pública y transformen culturalmente las vivencias de la gente. 
Los 30 años de Ricardo Esquivia, director de la Asociación Sembrando Paz, con sede en Sincelejo, Sucre, en la resolución de conflictos lo llevaron a concluir que “la principal herramienta de la resolución de conflictos es el diálogo, pues a través de este uno puede modificar las situaciones”.
Este diálogo debe estar orientado a comprender las necesidades y el punto de vista del otro y a que cada una de las partes exprese con claridad sus intereses y determine cuáles de ellos son negociables y cuáles, no. 
Dado el rol que están cumpliendo los centros de conciliación y los puntos de atención comunitaria, en la actualidad se busca que trasciendan su uso como instrumentos para apaciguar las dificultades y generen reflexiones y procesos de transformación social.
Por ejemplo, la mayoría de los conflictos que atienden los promotores son casos de incumplimiento en el pago del arriendo por parte de personas desplazadas o reinsertadas, dice Eslava. “Es un problema para quien arrienda, para ellos y para otros en situación de pobreza que son solidarios obligados. Este es un problema social que va más allá de resolver el conflicto entre el arrendatario y el arrendador”.

La transformación de conflictos

Los conflictos más que problemas o situaciones excepcionales “son una dinámica normal y continua en las relaciones humanas y son motor de cambio”, ha escrito el experto Juan Pablo Lederach. “Lo que no es normal es que se resuelvan por medio de la violencia”, agrega Johan Galtung, mediador internacional.
Para ellos, los conflictos ya no deben ser considerados una expresión indeseable del comportamiento social, sino un insumo que puede aprovecharse para la transformación positiva de la sociedad. Por esta razón, según Galtung, no es suficiente un acuerdo para superar un conflicto. Si se quieren soluciones sostenibles, es preciso avanzar de manera creativa hacia lo que él llama trascendencia, con el fin de ir más allá del acuerdo y “abrir nuevos caminos de concebir esa relación social en la formación del conflicto”.
Esta transformación del conflicto se puede desarrollar con la facilitación de un tercero o fruto de procesos de construcción de sociedad, como las comunidades que practican los principios de la noviolencia.

1. Con la facilitación de un tercero 
En un proceso orientado a la transformación de conflictos, lo primero es nombrar un facilitador en el que las partes tengan confianza y credibilidad. Después, identificar con claridad esos actores clave, las influencias o presiones que reciben y sus intereses, en orden de prioridad.
La confianza es fundamental y a veces requiere crear alternativas para lograrla. Así quedó demostrado, por ejemplo, en el caso del río Guarinó, en la región oriental de Caldas, donde el uso de la gran riqueza hídrica del territorio se ha convertido en fuente de conflicto entre quienes utilizan el agua para la generación eléctrica y quienes la emplean como fuente de trabajo, de consumo y de recreación. 
La creación de confianza entre organizaciones sociales y la empresa constructora de la hidroeléctrica fue un paso difícil. El facilitador –labor asumida por el proyecto Cercapaz de la agencia de cooperación alemana gtz– convocó a “dos actores que generaran confianza entre las partes en conflicto y tuvieran capacidades de moderación social para que promovieran un diálogo no violento y la búsqueda de alternativas”, afirma Peter Hauschnik, director de Cercapaz. Así, los “actores confiables” fueron el Programa de Desarrollo para la Paz del Magdalena Centro (pdpmc) y Corpocaldas, quienes lograron convocar a todos los actores enfrentados.
Otro aspecto fundamental en la transformación de conflictos es la creatividad para encontrar puntos de encuentro y posibles salidas. En el caso del río Guarinó, el facilitador convocó a los actores en conflicto a discutir un tema distinto al que motivó la polarización de intereses, pero relacionado: la recuperación de la cuenca del río. La búsqueda de alternativas para esa recuperación ha permitido que los actores enfrentados efectúen algunas acciones conjuntas y disminuya la desconfianza mutua. “El camino apenas empieza, pero quizá el encuentro de los actores en una acción de interés común permitirá distender la polarización y, en un futuro, llevará a que se aborden todos los temas relacionados con el aprovechamiento del agua en la región”, continúa Hauschnik.
Otra clave de la transformación de conflictos es contar en el proceso con las personas y entidades que tienen poder de decisión para producir cambios. Y así lo demuestra el caso de la Mesa Petróleo, Región y Paz, que se instaló en Barrancabermeja como un espacio que hiciera posible el diálogo entre Ecopetrol y la Unión Sindical Obrera, uso. Con la facilitación de la diócesis de ese municipio, esta Mesa cuenta, en la actualidad, con la participación de la Alcaldía de Barrancabermeja y la Gobernación de Santander. “De esta manera se ha generado un importante espacio para la participación ciudadana en torno al manejo de las regalías del petróleo, en el que tenemos puesta nuestra esperanza”, afirma el padre Eliécer Soto, facilitador de la Mesa. 
Tanto en el caso del río Guarinó como de la Mesa Petróleo, Región y Paz, la facilitación de terceros ha logrado avances en la transformación de las relaciones entre las partes y abrir nuevos espacios para el diálogo y la participación ciudadana, que pueden ser la base de cambios sustantivos hacia adelante.

2. La transformación de conflictos, un estilo de vida 
Mientras para algunos los métodos de resolución o transformación de conflictos son maneras de intervenir ciertas situaciones, para las comunidades que han adoptado la ideología de la noviolencia esta es su forma de vida. 
Esta corriente ideológica “enfatiza la importancia de construir relaciones correctas y estructuras sociales mediante un respeto radical por los derechos humanos y la vida y aboga por la noviolencia como una forma de vida y de trabajo”, escribe Lederach en su obra El pequeño libro de la transformación de conflictos.
Una característica de quienes han adoptado tal ideología es su cohesión con la comunidad, además del desarrollo de prácticas colectivas cotidianas orientadas a la transformación de los conflictos. “En la medida en que las comunidades se encuentran en espacios de conversación y diálogo colectivo, van desarrollando mecanismos para que sus problemas cotidianos sean abordados de la misma manera”, afirma Jenny Neme, directora de la ong Justapaz.
La transformación de conflictos como estilo de vida implica trabajar en tres dimensiones. “El nivel personal, para que cada uno pueda liberarse de las cargas que el conflicto produce en su vida cotidiana; el nivel comunitario, para gestionar las diferencias, y el nivel social, en el que se establecen las políticas públicas, que deben garantizar los derechos de las víctimas y promover cambios de las condiciones que causan el sufrimiento de las personas”, afirma Pablo Stucky, coordinador de proyectos de Justapaz.
En el ámbito personal, la comunidad representa un papel de soporte y especialmente si se trata de víctimas de agresiones. “Algunas personas han recuperado su dignidad y su autoestima; han logrado perdonar y han dejado su amargura, su resentimiento y su deseo de venganza”, dice Pedro Stucky, pastor de la Iglesia Menonita de Teusaquillo, en Bogotá.
En el nivel comunitario se trata de resolver en conjunto las necesidades de sus integrantes para responder a los problemas de la vida real en las relaciones humanas, que es un aspecto principal de la transformación de conflictos, según señala Lederach.
Y el nivel social se refiere a la gestión y la incidencia política orientadas a avanzar en la garantía de los derechos de las víctimas, la salida política al conflicto armado y el desarrollo humano integral. Para lograr esto es necesario trabajar por “transformar las actitudes y relaciones de la sociedad civil y las autoridades para mejorar la interlocución y lograr la protección de la población afectada por la violencia armada”, dice Marta Inés Romero. 
“Este abordaje de lo personal a lo comunitario y al ámbito social implica procesos de transformación del individuo para fortalecer una cultura de paz. Cultura que permitirá construir una visión conjunta de región y de país y fortalecer el sentido de la construcción colectiva de lo público, desde el principio del bien común y del ejercicio de derechos como fundamento para la paz”, afirma Martha Inés Romero, coordinadora de programa en la ong Catholic Relief Services.
La experiencia en la transformación de conflictos ha demostrado que “no basta con tener habilidades para resolver conflictos, pues la violencia también se expresa en la pobreza y el hambre”, afirma Ricardo Esquivia. Por eso, en Sincelejo, por ejemplo, la comunidad creó las asociaciones para la vida digna y solidaria, Asvidas, en las cuales “las personas se integran en proyectos que les permitan tener seguridad alimentaria y educación y sacar adelante sus proyectos de vida”, dice.
Todas estas son prácticas para la resolución y la transformación de los conflictos que pueden servir para fomentar la convivencia y la formación de una cultura de paz, ya que la experiencia ha demostrado que cuando cambia cualquiera de las partes enfrentadas, el conflicto se va transformando.

miércoles, 7 de octubre de 2015

PROBLEMAS ENTRE VECINOS AFECTAN LA CONVIVENCIA EN CALI

La vida se les dañaba cada ocho días. Cada que llegaba el sábado y el vecino del 503 encendía su equipo a todo volumen. Entonces empezaba un taconeo por las gradas como una cabalgata de niñas en minifalda, oliendo a todos los perfumes, trepando los cinco pisos entre susurros y risas nerviosas.
Fernando, el vecino incómodo, tenía una discoteca en su apartamento. Aunque el inmueble no era suyo, había adaptado un bar y una pista de baile entre la salacomedor y el estudio con luces sicodélicas para armar la rumba que se asomaba por el balcón y estremecía todo el edificio.
Ese es el último de los ocho edificios de un conjunto residencial ubicado en el barrio El Refugio, al sur de Cali, por lo que sus ‘invitados’ semanales -no siempre los mismos-, tenían que atravesar toda la unidad para llegar a la cita. El ‘boleteo’, como dijo una vecina, era evidente.
Las rumbas de Fernando y sus amigas duraban toda la noche, sin pausa, en una edificación donde lo que se hace en un apartamento se escucha en el otro y los decibeles están restringidos. Casi nadie podía dormir. Dora Alicia, la vecina de enfrente, se cansó de reclamarle, de gritarle, de insultarlo y después, de suplicarle que le bajara al volumen. También la señora Mariela del 502, Ana María del 403, don Rogelio el del 402... todos reclamaban desesperados.
La Policía llegaba cada vez a pedirle a Fernando que le bajara al volumen. Muchas veces le cancelaron la fiesta. Los porteros ya no querían subir a llamarle la atención porque varias veces les sacó revólver y los amenazó con lanzarlos al vacío.
Al final todos, cansados, recogieron firmas para pedir a la administración la expulsión del incómodo vecino. Se quejaron ante la Inspección de Policía de Meléndez y le exigieron al arrendador que se solidarizara con la unidad y le pidiera el apartamento a Fernando. Pero nada valía.
Por el contrario, la rumba de los sábados se repetía los domingos y a veces algún día entre semana. Fernando ya amenazaba con pegarle un tiro al vecino furioso que le iba a reclamar. Este lo instaba a que se lo pegara y al hombre, en medio de sus tragos, no le faltaban ganas.
“A esta pelea solo le faltó un muerto”, advierte Dora Alicia. Hubo demanda por tentativa de homicidio y caución contra Fernando por perturbar la tranquilidad pública. Finalmente, el arrendador, ya envuelto en problemas por permitir los desafueros del cliente en su inmueble, no le renovó el contrato.
Por fortuna este conflicto que se estaba volviendo una llaga en el alma de Dora Alicia, Mariela, Ana María, Rogelio y los habitantes de al menos 40 apartamentos del conjunto residencial, no terminó en una tragedia.
Como sí ocurrió con un caso similar en el edificio Santa Cruz de los Molinos, al norte de Bogotá, donde el lunes 2 de septiembre, David Manotas, que vivía en el apartamento 304, asesinó a su vecino del 204 Francisco José Cifuentes Ferreira, quien reiteradamente le reclamaba que le bajara el volumen al equipo de sonido porque no lo dejaba dormir.
Igual que Fernando, Manotas acostumbraba a armar rumbas a todo volumen, en medio de gritos y al parecer de droga, y no dejaba dormir al vecindario. Muchas veces Cifuentes le reclamó. Pero, esta vez, del reclamo pasaron al forcejeo y Manotas le propinó varias puñaladas a su vecino a quien luego arrojó por el balcón. El caso es un escándalo nacional y está en manos de la Fiscalía.

Convivencia, amenazada.

Los problemas de convivencia, la intolerancia entre vecinos son, según Cisalva, una de las mayores causas de violencia en la ciudad (ver columna).
El capitán David Díaz, coordinador del Centro Automático de Despacho de la Policía Metropolitana de Cali, sostiene que, de acuerdo con sus registros, a los caleños les afecta más los problemas de convivencia que la misma inseguridad.
El oficial indicó que este año, entre enero y agosto, el CAD ha recibido cuatro millones de llamadas de ciudadanos. Y aunque el 83 % son inoficiosas, hechas para distraer la atención de los policías reportando casos falsos o haciendo bromas o insultos, el 17 % restante (más de 680.000), muestran qué les molesta a los caleños.
“Los primeros cinco ítems son de afectación ciudadana, no por la ocurrencia de un delito, sino por el comportamiento social”, dice Díaz. En efecto, en este año la Policía ha recibido más de 132.000 llamadas dando cuenta de riñas. Esto abarca alegatos entre vecinos, la mayoría de las veces insultos de palabra y en menor proporción algún tipo de agresión física.
En segundo término, hay más de 81.000 quejas al CAD por la alteración de la tranquilidad, alto volumen de los equipos y mal manejo de residuos por parte de algunos vecinos.
La tercera causa de malestar ciudadano la Policía la clasifica como ‘comprobación de queja’. Esto hace referencia a aquellas denuncias contra alguien que está haciendo algo indebido, como arrojar desechos a sitios no permitidos, consumir sustancias prohibidas o señalar a una persona que está requerida por algún delito. Entonces la Policía tiene que ir a comprobar si es cierta la denuncia. Por esto se han hecho más de 65.000 llamadas este año.
De igual manera, hay más de 60.000 llamadas por alarmas comunitarias. Dado que se han masificado los sistemas de seguridad electrónica en edificios y vecindarios, la gente reporta a la Policía cuando suena una alarma a fin de que se compruebe si se está cometiendo algún delito o contravención.
Y, en quinto término, está la actitud sospechosa de alguna persona que es vista merodeando en algún lugar, lo cual ha sido denunciado por más de 43.000 ciudadanos.
Curiosamente, los disparos con armas de fuego apenas tienen poco más de 12.000 reportes y es el último motivo de llamada al CAD de la Policía. “El comportamiento ciudadano y su relación con el entorno es lo que más afecta a la gente”, concluye el capitán Díaz.

Tras la conciliación

Otra parte adonde llegan los líos entre ciudadanos es la Personería Municipal. La directora de su centro de conciliación, Ana Cecilia Collazos, indicó que recibe cada mes unos 120 casos de orden civil, de familia y de tránsito, de los cuales 70 son conciliados satisfactoriamente.
“La gente no sabe que existe este servicio donde pueden resolver fácilmente sus diferencias y nos ha tocado ir a las comunas a promocionarlo”, dice Collazos.
Los jueces de paz son otra jurisdicción que se dedica a la solución de los conflictos de la gente. Nevardo Carmona, juez de Paz de la Comuna 13, dice que el año pasado los 170 jueces que conforman esta instancia de justicia gratuita atendieron 70.000 casos, de los cuales 58.000 correspondían a problemas de deudas y no pago de arrendamientos.
Es curioso, pero mucha gente vive meses y meses en un inmueble y no paga el canon de arrendamiento. Pero lo más sorprendente es que se va sin pagar la deuda y luego repite la misma historia en otra parte, como un carrusel de defraudación, advierte Carmona.
Detrás de todo esto, lo que hay es un grave problema de intolerancia e irresponsabilidad que “se ha arraigado tanto que la gente quiere hacer justicia por su propia mano”, como advierte Miguel Sánchez, juez de Paz de la Comuna 4 desde hace 11 años.
Y otra de las razones que no ayuda a la convivencia ciudadana, como él mismo afirma, es que hay tanta tramitología y demora en la justicia ordinaria que muchos prefieren dirimir los conflictos por su cuenta. O dejar así.

Arrendamientos, un lío mayor

Félix Ampudia, llevaba siete meses sin pagar el canon de arrendamiento. Al propietario del inmueble le decía que estaba mal, que no tenía trabajo y tenía que conseguir el sustento de sus cinco hijos. Al principio, el dueño entendió, pero después le exigió que le pagara o le desocupara. Ampudia vivía en una casa del barrio El Poblado.
Un viernes, el afectado acudió al juez de Paz Nevardo Carmona (de la Comuna 13) en busca de un acuerdo. Ampudia explicó que estaba en mala situación. El dueño le dijo que al final no le interesaba que le pagara ni un peso de la deuda, “lo que necesito es que me desocupe mañana”, le advirtió. Pero Ampudia no le desocupó. El lunes siguiente, el dueño se fue con machete a agredirlo, se armó todo un lío en el sector y el arrendatario tuvo que sacar sus cosas ‘a millón’, “salir braveado para la calle porque no tenía a dónde ir”, relata Carmona.
El juez de paz dice que estas “son deudas irrecuperables porque la gente no tiene plata y para recuperarla el afectado tendría que iniciar un proceso por justicia ordinaria y pagar un abogado que le cobra uno o dos millones de pesos para restituir el bien inmueble”.
Otro de los muchos casos de líos por arrendamientos fue conocido por la Personería. Desde 1995 la señora Graciela Manzano, copropietaria de un apartamento en Los Alcázares explotó económicamente el inmueble y no le rindió cuentas a sus socios Darío Mejía y Elvira Velasco, también propietarios; no pagó al banco las cuotas de la hipoteca, ni el impuesto predial, ni la contribución de valorización por las megaobras.
La deuda con sus socios sumaba $29 millones. Estos acudieron a la Personería en busca de una conciliación, donde Graciela ofreció pagar $11 millones. Uno de los socios aceptó y el otro no. La sociedad y la convivencia se dañaron.

Contra el ruido

El ruido es uno de los aspectos que más problemas de convivencia generan en la ciudad. No solo el de las viviendas, sino también el que producen establecimientos públicos.
Mónica Duque, jefe del grupo de impactos comunitarios del Dagma indicó que este año se han realizado 430 operativos contra ruido en establecimientos públicos, que han dado como resultado 49 medidas preventivas, consistentes en la suspensión del uso de equipos de amplificación, se han hecho 15 decomisos y 7 cierres temporales.
En estos líos de convivencia, que el Dagma denomina ‘impactos comunitarios’, se han recibido 1752 quejas, el 14 % de las que llegan a la entidad.

Malos vecinos

La vida se volvió insoportable en un exclusivo edificio del Oeste de Cali por cuenta de dos vecinos que hacían de las suyas. Según relatan algunos, cuando se les fundía un bombillo en sus apartamentos se robaban los focos de las zonas comunes y las dejaban sin luz. Tomaban agua de la copropiedad con instalaciones fraudulentas. A un vecino le pirateaban la señal de televisión, derivando cables desde la azotea hacia su apartamento.
Tampoco tenían problema en invadir parqueaderos privados de otros propietarios para acomodar sus carros o el de las visitas. Y llegaban al colmo de dejar las bolsas de la basura en el ascensor.
Para completar, uno de ellos debía $18 millones de administración y terminó ofreciendo solo $4 millones para saldar la deuda. Finalmente, solo con cobros jurídicos y sanciones de las empresas de servicios, los vecinos se aconductaron.

Matoneo escolar

Esta semana, el presidente de la República, Juan Manuel Santos, y la ministra de Educación, María Fernanda Campo, reglamentaron la ley de convivencia escolar.
La norma marca una ruta para incorporar acciones en temas como la prevención, la atención y el seguimiento de la convivencia en el ámbito estudiantil
y para combatir el matoneo escolar.
Por otra parte, un estudio de Cisalva y las universidades del Valle y Javeriana en 26 sedes educativas del centro y oriente de Cali (comunas 8, 9 y 12) encontró que el 3,8 % de los niños de tercero de primaria se sentían frecuentemente intimidados por sus compañeros de clase. El 30 % de los menores manifestaron que alguna vez fueron acosados por sus pares escolares.
Trece de estas escuelas fueron intervenidas con talleres para los docentes y actividades lúdicas para los estudiantes, con el objetivo de reducir el matoneo escolar o ‘bullying’.
Al finalizar las actividades, solo un 0,48 % de los niños dijeron ser víctimas frecuentes del ‘matoneo’ escolar (3,33 puntos porcentuales bajó con respecto a la medición inicial) y el 20 % señalaron que eran intimidados en algunas ocasiones, un 10 % menos que al comienzo del proyecto.